Las seis y media en punto.

En mis sueños sólo podía escuchar como el segundero crujía entre la noche. Tenía mi mejilla hundida en la almohada  y estaba cubierto por el reconfortante calor de las sábanas ,hasta que mi armonía fue interrumpida por el choque de unos nudillos con la madera oscura de mi puerta,empecé a salir de mi ensueño. Abrí los ojos,deseando que esa llamada a la puerta acabase pero no fue así,seguía tocando cada diez segundos,cada quince...cada medio minuto. Miré el reloj y marcaban las tres de la mañana,ya sabía quién llamaba a la puerta,sabía que era él. Me quedé mirando como el minutero avanzaba,deseando que se marchase,deseando abrirle la puerta.Tenía dos opciones,o dejar que tocase toca la noche la puerta o levantarme a abrirla,sabía que no se cansaría de llamar. Me armé de fuerzas y me puse en pié,restregándome los ojos con las yemas de los dedos y mi gesto vago,andaba descalzo ,notando como el frío del suelo penetraba en la planta de mis pies y sin miramientos abrí la puerta.
Allí le tuve,de frente ,su rostro oculto bajo las sombras de la noche y su olor a alcohol,no estaba sobrio.
Delirante me pidió pasar,mientras su mirada deambulaba de un lado a otro,y con mi resignación le dejé pasar,cerrando la puerta suavemente tras ello.
Mi objetivo era dejarlo dormir en el sofá,ya que tenía que madrugar para trabajar,las obligaciones son lo primero. Le tomé del brazo y le hablé con suavidad proponiendo la idea. En menos de unos segundos se abalanzó sobre mi y finalmente me besó,sentí como mi espalda chocaba contra la pared y descubrí que no había salida ante esa especie de acorralamiento,saboreé el alcohol de sus labios ,que tanto asco me daba ,que terminaba encantándome solamente por que eran sus labios. Cerré los ojos y en un acto de valor posé mis manos en sus hombros para separarlo ,lo hice muy tarde,llevó sus manos a mis muslos y me apegó a su cuerpo,la presión que ejercía de sus manos era sobrehumana,podía percibir como cada centímetro de mi piel se erizaba ,como método de defensa miré sus ojos de una forma suplicante,pidiendo piedad. Él solo supo corresponder mi mirada pero no mi mensaje,empezó a tirar de mi cuerpo hacia mi cuarto que bien se conocía  como la palma de su mano. Y cerró la puerta con la pierna,un suave portazo,que llegó a ser portazo.
Me susurraba sobre los labios que me amaba,yo ya sabía que era mentira aunque los borrachos no mienten.
Me tiró con fuerza sobre la cama y se me volvió a echar encima,arrancándome la ropa a tirones .
En ese momento quise mirar el reloj,marcaban las cuatro menos diez de la madrugada. Empecé a empujarle ,negándome a ceder en la misma historia de siempre,quería cambiar y dejar esa repetitiva situación.
Él se quitó la ropa y me miró como cual gato a su ratón,cosa que me encogió por dentro. Y me arrinconé en el cabecero de la cama,buscando unas mantas con las que cubrirme,mientras y las arrastraba hacia mi él me las arrebataba con las manos,gateando hasta tenerme de frente,se me acercó a los labios y no dejaba de susurrarme,frases que parecían hermosas,para camelarme,cuando ya me las sabía de memoria.
Me negaba a mirarlo a los ojos y puse una falsa cara de desprecio,que no sirvió de nada.
Me besuqueaba  los labios y parte del rostro,mientras me acariciaba la entrepierna,me resistía ,tensando parte de éstas para que no me tocase más,cada vez me pegaba más al cabecero y el miedo aumentaba.
Deseaba que eso acabase.
Miré de nuevo el reloj ,eran sólo las cuatro y cuarto, y ni había empezado con la faena que se avecinaba ,el momento se llenó de tensión y pavor cuando notaba como me abría de las piernas para internar penetrarme ,yo estaba inundado en el miedo y la vergüenza de permitir semejante acto,cuando me empotró con más brusquedad y sentía como el relieve del cabecero de la cama me marcaba la espalda,él sudaba y respiraba tan fuerte...
Tuve que ceder,conteniendo las lágrimas y la rabia,sintiendo como su miembro me atravesaba despacio y me iba llenando por dentro,sintiendo ese incontrolable placer del que tanto me repudiaba a mí mismo,soltando un suave gemido sobre sus labios que me delataba,sin dejar de mirar su rostro,él me miraba a los ojos,quería ver una vez más mi gesto de placer.
Mis ojos llenos de lágrimas se cerraron,en ese instante me besó,aportando esa dichosa pizca de amor que conseguía que le amase tanto,mi respiración se entrecortaba mientras me agarraba de los muslos,hundía sus dedos en mi fría piel que cobraba calor debido gracias al suyo propio,que me transmitía.
Me hacía preguntas al oído,preguntas que yo jamás respondería,mientras sus jadeos rompían mis tímpanos y me quebraban por dentro,iniciando así el natural ritual de gemidos mezclados con jadeos,que cada vez sonaban más altos retumbando en las paredes del cuarto debido a la fuerza de sus embestidas.
Puse mis manos sobre sus hombros y los apreté ,deseando que lo diera todo de sí en su momento e inconscientemente,me arrimaba más a su cuerpo,apoyé mis labios en su cuello como fuente de descanso y miré el reloj,ya que me llamó la atención el sonido que retoca al dar siempre las "en punto",eran las cinco en punto.
Quité mi atención cuando notaba que aumentaba la fuerza y me comenzaba a desgarrar por dentro,creándome un placer incontrolable que mi cuerpo se movía consigo por la inercia. Ese momento me mataba por dentro de una extraña agonía,aunque él parecía estar regocijado en el momento. Me agarró de las mejillas con fuerza y me miró a la cara en el instante exacto en el que comenzó a eyacular dentro de mi,como si quisiera ver mi expresión ante eso. Yo temblaba al sentir la sensación de lleno y parte del esperma,me estremecía y no podía dejar de gemir,me indignaba mostrarle esa faceta que juré no volver a mostrar.Su sonrisa era de satisfacción y eso me llenaba de cólera por dentro,pero no era el momento de desatarla.
Sacó finalmente el miembro de lo único que lo unía al completo a mi cuerpo y pude experimentar la sensación de dolor y como el semen caía sobre las mantas,me desagradaba. Estaba tan cariñoso que venía a darme besos por cada extremo de mi piel,mientras tanto miré el reloj,las cinco y media.
Nos tendimos en la cama,me pasó la manta por encima y me abrazaba,diciendo que me amaba y llenándome de su habitual sarca de mentiras ,para complacerle le sonreía. La sensación que sentía me llenaba,pero sabía que acabaría,y me dormí en sus brazos.
El despertador pitaba dos veces por segundo y abrí de nuevo los ojos,observando mi entorno,él no estaba,se había ido,supuse que esperó a que me durmiera para poder marchar...
Me sentí mal,aunque no era la primera vez que lo hacía y puse la mano sobre el botón del despertador,apagándolo, para levantarme a trabajar. Eran las seis y media en punto.